La vida no es fácil.
Creo que esto, es un hecho que todos tenemos claro y bien presente en nuestro día a día.
La vida no está hecha para los débiles. Está claro que no, y se demuestra cada día con cada problema.
Lo siento si aún no habéis entrado en esta época (cosa que dudo) y haberos roto la magia.
Pero debéis despertad de vuestro sueño de princesas y principes. No todo es de color rosa.
No podemos ir a llorar a los brazos de mamá ni papá cuando algo nos ocurra. No siempre.
Hay cosas, problemas, decisiones, que sólo son nuestras.
Te pueden indicar, aconsejar... Pero nunca decidir por ti.
Creo que ya hablé sobre esto. Sobre las decisiones. Pero si me reitero, será por algo.
Vuelvo a tener que estar en una etapa donde debo decidir, o esperar que se decidan.
¿Os habéis parado a pensar en una cosa?
Si os sucede un problema; le ponéis una solución, o lo intentais.
¿Pero y si el problema se repite?
Buscáis otro método, o ¿lo repetís?
Porque, quizás, dos veces te pueda funcionar.
Pero lo mismo cansa. No siempre funcionará.
Hay que innovar. Ser más listo que la vida misma.
Si hay una piedra en mitad del camino, no siempre la cruces por la izquierda.
¿Y si encuentras una moneda por la derecha?
O... Más difícil aún:
¿Y si cogemos la piedra para apartarla, y debajo, encontramos un billete?
Lo que quiero decir, que a veces, pasar de largo de algo, puede resultar efectivo. Pero apartar el problema definitivamente, puede ser mejor aún.
Si, definitivamente, la vida es difícil.
Pero está hecha para los valientes.