Otra noche más.
Otra noche igual.
Yo deseando que me leas, que me escribas.
Y tú...
Dios sabe qué haces, pero no es escribirme.
Tú como si nada.
Yo roto como si no fuera nada.
Para dormir no cuento ovejas, cuento las noches que me quedan pensando en ti, sin ti. Y siempre, aunque tarde, me vence el sueño, pero siempre pierdo la cuenta y vuelvo a empezar de cero.