Solo puedo afirmar, sea el de antes o el de ahora, que soy un jodido caos.
Y me da rabia, pero no pienso cambiar.
No puedo, ni quiero.
Hace poco me pidieron definirme, contar sobre mi. Y no supe, pero me salió esto: "Puedo parecer ser muy fácil de manejar y entender, pero en mi mente soy todo caos, y tremendamente difícil en todos los sentidos."
Y qué cierto es. Si se me ve desde fuera sólo soy un tío sin más, del montón, que no aparenta tener su verdadera edad, si no menos, y que no hace más que reírse y no sabe estar serio. Alguien que se pasa el día pegado a su teléfono móvil, que pocas veces sale, y menos aún de fiesta. Un rarito. ¿A esto es a lo que algunos denominan "friki"?
Pero te reto a mirar dentro de mi cabeza y no volar en ese huracán, a no estamparte contra los lienzos que dibujo mentalmente. A no caer desde el precipicio de mi mirada. A no romperte los huesos contra mi coraza. Mi tremendamente frágil coraza, si sabes golpear el punto exacto, claro...
Te reto a no deslizarte ante las venas heladas que guían a mi corazón, a ver entre las tinieblas de mi pecho.
Poca gente sabe de mi realmente, salvo lo que quiero que sepáis. Creedme, puedo estar llorando, que si me apetece, tu pensarás que estoy en una orgía. Aprended que un 'jajaja' no significa 'estoy bien'. Aprended a ver a la gente más allá de lo que parecen, que juzgar está demasiado visto ya, pero nadie aprende.
La suerte es que soy un caos controlado. Se explotar para adentro, comerme toda la expansión y la intensidad, y seguir adelante, aunque tambalee. Porque lo hago más a menudo de lo que me gustaría reconocer.
La vida no es fácil, para unos más que para otros, pero nunca lo es. Pero nadie dijo que lo fuera, está hecha para los valientes. Y otra cosa quizá no, pero cojones me sobran.