miércoles, 6 de agosto de 2014

Coraza de acero XI

-Atontao, reacciona. Espera, no jodas... ¿NO LO SABÍAS? - Sin quererlo Virginia había levantado la voz y se tapó la boca inmediatamente como si así evitase lo ya dicho.
-No... - Jose no daba crédito. Estaba descolocado. ¿Se podía tener peor suerte?
Dejaron las compras y fueron a una cafetería. Ahora mismo Jose necesitaba cafeína. 
-A ver, Virginia... Hasta hace nada seguía jodidísimo y muy pillado por Sara. Ella me dejó. Lo supuse, porque de la noche a la mañana dejé de recibir noticias, mensajes ni nada suyo. Tras unos días, una semana quizá, sus redes sociales fueron eliminadas, su número de móvil no existía... No sabía nada de ella y ahí acabó. Hace unos días conocí a Sandra. Hablamos, nos abrimos un poco el uno al otro, y nos hemos gustado. Ayer nos liamos y empiezo a olvidar un poco el pasado. Y ahora... Son primas. Voy a relacionar a la una con la otra, y no podré olvidarme de Sara, Sandra me recordará a ella. ¿Se puede querer a dos personas? ¿Se puede olvidar a tu primer gran amor, aunque el presente te la recuerde? 
-¿No la conocías entonces? Bueno, ¿y por qué no hablaste con los padres de Sara?
-Por algún motivo no querían conocerme, Sara prefería mantener las distancias, al menos, de momento. Eso me decía ella. No tengo sus números y es imposible contactar con ellos, no sé dónde viven.
-Hermanito... Estás jodido. Pillándote por la prima de tu antiguo amor, o no tan antiguo. ¿Le vas a contar algo de Sara?
-La odia...
-¡Hostiiia! ¡Más jodido aún! ¿Algo más? Pffjaja. Perdona, perdona. Pero... ¿Qué harás?
-A saber... No tengo ni idea, necesito tiempo. Debería decírselo, pero, ¿y si le sienta mal? Menudo lío. Sería un palo muy grande para mi ahora que empiezo a olvidar a una, que la otra también pase de mi.

La conversación no dio mucho más de si. No podía Jose reaccionar. Las compras se aplazaron, por supuesto. Ahora a Virginia le interesaba más el bien de su hermano, y eso ahora mismo, peligraba. 
Al llegar a casa, Jose no tenía hambre, se encerró en su habitación.
-Virginia, ¿te has peleado con tu hermano? No ha querido comer, y le veo mala cara. ¿Va todo bien?
-Sí mamá, es solo del tiempo, hacía demasiada calor y le habrá dado un bajón, no te preocupes, que todo va bien. 

Entre sus cuatro paredes, a Jose no le iba tan bien como su madre creía. Volvía a estar encerrado en su mente, sus problemas volvían a salir a flote. Parece que una vez más, le tocaría sacar del armario su "coraza de acero", y poner buena cara ante todos, y encerrarse a pensar en si mismo, en buscar su propia felicidad.

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