Que no, que no. Que se acabó. Que me da igual cuántos lazos y cabos me ató o cuántas cicatrices con sus uñas en mi espalda dibujó.
Que no, que no joder. Que más ya no va a doler. Que reine el amor propio y lo plasmo en este folio. Que si hace falta voy a interesarme por el capitalismo para comprarme a mí mismo.
Se acabó eso de ser de nadie.
Eso de ser llevado por el aire.
Que voy a borrar el dolor y voy a pintar mis días de color.
Se acabó eso del gris y oscuro, ahora sólo voy a estar feliz, lo juro.
Porque quiero y porque puedo, porque puedo voy a cambiarlo. A cambiarme.
Basta ya del fijarme, de pensar en el resto, y por nada rayarme.
Claro que los quise, ese pasado no hay quien lo pise, pero antes que nadie estoy yo.
Y que no, que no... Ya está bien de dejar de ser lo que soy por nada, por algo que acaba de la mañana a la noche.
Y como el ruido de un coche, marchándose, suena mi mente, despejándose.
Vaciándose...
Que no, que no. Por más que busque en mi cabeza ya no queda nada, es otra etapa pasada. Otro día más que nace y mi pecho late por rutina, pero no por saber lo que hace, sin saber aún lo que he hecho, o qué he deshecho.
Y ante mi cara aburrida, sólo me queda ponerle una línea torcida.
:)