¿Sabéis de ese 'juego' típico de películas llamado ruleta rusa?
Se mete una bala, se hace girar el tambor del revólver y se cierra. Después, se dispara a ciegas contra tu cabeza.
<Clic>. Suena así cuando no hay bala.
<¡PUM!>. La bala es tuya. Estás acabado.
Vivir o morir.
En manos del azar, mientras nos apunta con un arma, jugándonos nuestra suerte. Ves tu vida pasar mientras te apuntan. Te planteas si has vivido lo bastante. Si has tenido un recorrido satisfactorio, si dejaste algo por hacer, alguien por besar.
No sabes qué va a pasar, sólo sabes que no quieres que sea así, en forma de juego, como si tu supervivencia fuera una diversión para alguien.
Pues algo así sufro a diario.
Cada noche mientras duermo, en mi cabeza se juega a la maldita ruleta rusa.
Un día hace <clic> y sigo vivo. Me despierto feliz, lleno de energía, con buenos pensamientos y creyendo que todo es maravilloso, que todo lo malo tendrá fin, que tiempos peores pasamos y que mejores épocas vendrán.
Otro día, otro <clic>. Otro día de fantasía.
<Clic>. Nada.
<Clic>
<Clic>
<¡PUM!>
Antes de que el sonido haya dejado de retumbar en mis oídos, la bala ya ha recorrido mi cerebro atravesando todos mis pensamientos, destrozándolos, dañándome por completo, y se ha incrustado en mi alma, que ahora sangra sin cesar.