Una carta hecha pedacitos

¡Hola mi amor! Qué ganas tengo ya de verte, qué poquito falta.
Hoy, no sé por qué, pero he pensado en tenerte a mi lado más que nunca.
Llevo todo el día trabajando y pensando en nosotros tumbados viendo 8 Millas, o Notorious y llamándote mami maciza. Y qué risas.
Me he imaginado gruñéndole al grandullón, peleando por tu atención.
Bebiendo cerveza.

Que me eches el humo a la cara, sabiendo que lo odio. Y rápido me abrazas riéndote para pedirme perdón. Me haría el enfadado. Pero yo ya sabía que alguna vez me lo harías. Y te perdono, obvio.
He acabado por ceder y me has llevado al burguer, yo que soy de Mcdonalds.
En mi cabeza me has perdido mil veces en cientos de calles, nos hemos besado en millones de rincones, y me has descubierto nuevos músicos que empiezo diciendo 'no me gusta mucho', pero me monto en tu coche y al sonar subo el volúmen.
Sabes que odio bañarme con agua helada, aún así, te empeñas en arrastrarme contigo y meterme en el lago. O peor aún. Abrazarme a traición empapada y fría. Y cómo lo disfrutas.
Otro de mis pensamientos ha sido cocinando juntos. Bueno, yo soy un desastre, así que lo hacías tú bajo mi atenta mirada. Y me miras, me sonríes. Y me derrito más que el queso de los macarrones en el horno.

Una vez más, has vuelto a ocupar mi cabeza, y mi día sin estar presente.
Te echo de menos, espero verte pronto, pequeña.
Te quiero.

Hola, ¿qué tal? Pronunciar tu nombre me es imposible, se me hace demasiado raro. Yo que era tan de llamarte de mil maneras, y ninguna tu nombre...
Sólo te escribía porque siento que te lo debo.
Me quiero disculpar por las lágrimas que te he provocado.
Por no haber sabido cuidarte ni hacerte feliz.
Por no haberte podido dar otro final, o por darte uno.

Espero que el tiempo te cure, que sonrías, que disfrutes.
Que sigas siendo tú.

No tengo derecho a nada, ni siquiera sé si tendré valor para enviarte esta carta. Más que letras aquí van trocitos de mi corazón que se rompieron y te los llevaste sin saberlo. Sólo espero poder algún día hablar, saber de ti, que me respondas y aunque nada sea como antes, que no nos perdamos del todo. Pero sé que yo a ti sí te he perdido.

Me disculpo una vez más -siendo de corazón, nunca son suficientes veces-; por no ser perfecto, por no ser lo que creías, o querías. Si cambié. Si te he dañado.
Me culpo -y disculpo- por no haber sabido tenerte.
"Hay algo peor que no tenerte, y es saber que te tuve."
Te deseo lo mejor, pese a que yo no esté.

P.D: Tenía otra carta para ti, pero el tiempo pasa y no como queremos. La otra está hecha trizas, igual que yo.
Lamento que no sea la carta que tiempo atrás ambos queríamos. Pero no hay otra, esto que has leído es lo que queda de una carta hecha pedacitos.