miércoles, 17 de febrero de 2021

San Valentín

¡Feliz San Valentín! Gracias por venir. Hacía tiempo que no hablaba contigo. Al menos esta vez te noto diferente. No sabría decirte en qué, ni si a bien o para mal. Diferente, a fin de cuentas. No todos los cambios deben apreciarse a simple vista ni distinguirse al momento. Espero que te quedes para que pueda comprobarlo.
Te mentiría si te dijera que no me duele si no me dices que me quieres. Sé que lo haces, me lo demuestra la forma en que me miras, pero a veces, lo único que me salva, es oírlo. Puede que sea por eso por lo que llevo tanto tiempo perdido, hundido. Como si estuviera derrotado, ¿sabes? Como si de alguna manera, todo me superase.
No me importaría que me lo dijeras ahora, aunque hayan pasado tres días del día de los enamorados.
Me daría igual si me lo dices a las tres de la tarde o a las cinco de la mañana, tras una pesadilla.
Me sentiría totalmente indiferente si tu forma de decírmelo es riendo o llorando.
Hazlo en París, en la gran ciudad del amor, como en las películas. Si no puedes llevarme, dímelo en un banco en el parque debajo de casa, que no va a pasar absolutamente nada.
Lo que quiero es que entiendas que no significa nada el cuándo, dónde, ni el como.
Sólo me interesa el quién; Y eres tú.
Siempre has sido y serás tú.
Nadie mejor me ha sabido entender, aceptar, ni perdonar.
¿A quién le he contado mis miedos más ocultos? O quién los conoce, incluso sin hablar de ellos.
¿Quién ha sabido consolarme, cuando tratar conmigo era imposible?
¿Detrás de quién me escondía, cuando no quería ni podía estar?
Dime quién es la única persona que me perdona, antes de conocer la historia.

No hay ojos que más me gusta ver brillar, ni sonrisa que más me anime que la tuya.
Estás por encima de todo, por encima de todos.
No me importa quedarme solo si te tengo a ti, es un precio que estoy dispuesto a pagar.

El día de San Valentín me lo pasé viendo lujos, algunos más de los que cierta gente se pudiera permitir. Me lo pasé viendo bombones y ramos de flores. Regalos caros, sin ningún significado, camuflados con un "te quiero". Te quieros falsos, otros precipitados, algunos sinceros, sin duda. No es que sienta envidia. No me molesta ver a otros felices y disfrutando, ni el estar solo; lo agradezco a menudo, de hecho. Tampoco es que me sienta más infeliz que el resto. Es que no alcanzo a comprender cómo hay personas que dicen tan fácilmente te quiero, sin hacerlo a sí mismos. Saben hacer regalos, pero, ¿saben abrazar con toda su alma? Porque a mi ha habido veces que tras rodearme con sus brazos y apretujarme, me han dejado más vacío de lo que estaba antes. Te has dejado mucho dinero en esa persona, sí... ¿eres capaz de regalarle tu corazón?
He visto dar mucho, incluso entregan su personalidad, pero no dan la opción de entrar en lo más profundo de ellos. Guardamos algo para nosotros, siempre. A mi me gustaría evitarlo, saber repartir para ambos, pero no a cualquier precio. Porque debe ser muy triste venderse, rodearse de personas, pero cuando te miras al espejo no puedes ni ver tu propio reflejo.

A ti te lo entrego todo, sin peros. Sin nada a cambio, con los ojos cerrados. Porque te juro que sé con certeza que jamás habrá nadie que me quiera como tú. Así que, por favor, ven más a menudo a este espejo y dime que me quieres. Que me quiero, y que me quiera más. Ese es el amor más puro y real, el propio. El que nunca debe faltar. Por eso aprovecho ahora que me estoy mirando a los ojos, para declarar que estoy perdidamente enamorado de mi mismo, hasta de mis fallos.

Feliz día de los enamorados a mí mismo. Hoy, diecisiete de Febrero. Y mañana dieciocho. Y pasado...
Porque para mí quererme es cada día, no un catorce de Febrero.

No hay comentarios :

Publicar un comentario

Realice aquí su comentario.

/* Botones de ir arriba e ir abajo */ /* Botones de ir arriba e ir abajo (fin) */