miércoles, 14 de mayo de 2014

Coraza de acero I

-Hasta luego, ¡ligón! - Sus colegas una vez más se despedían casi igual que siempre. Si realmente ellos supieran...

Jose es el chico que parece perfecto. Se centra en sus estudios -no necesita mucho tiempo y obtiene buenas notas-. Visita a su abuela, ayuda en casa y acompaña a su hermana de compras. Viste elegante, es guapo y no se lo tiene creído. Es de estatura media pero ancho de hombros y atlético. Le encanta el deporte y mantenerse en forma. Es el novio perfecto.
Sólo falla en un detalle: Hace tiempo que dejó de ser 'novio'



Hacía meses -seis meses y veinte días en los que él llevaba la cuenta- desde que Sara le dejó. Era perfecta. Se ajustaban el uno al otro de forma que parecían clones en distinto cuerpo y género. Salían juntos a correr, veían el fútbol -a ella le gustaba más que a él incluso- odiaban al mismo equipo. En estudios, política, y prácticamente en todo lo demás, coincidían. Cada día juntos era como si el mundo fuese a acabar y lo aprovechaban al máximo.

-Me mudo. Lejos.
-¡¿Quéééé?! - Jose no se lo creía, o no quería. Pero no se bromea llorando.
-A mi padre lo trasladan al norte. No podemos hacer nada. - Las lágrimas de la joven caían a cámara lenta, como si acariciasen sus mejillas.
-Quédate en mi casa, inventaré algo para mi madre. Te pago un alquiler, voy contigo. Lo que sea por ti, por nosotros...
-No puedo Jose, mis padres me necesitan. Ojalá hubiera alternativa...
-Te quiero Sara, y siempre lo haré. Y sé que tú también.

¿Y qué podía decír ella? Si era verdad y sus ojos llorosos lo corroboraban.
Siempre se amarían.

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