Volveré a estar flotando, por otra noche,
entre el vaivén de los coches,
en la que mi cuerpo no descansaba.
Es demasiado temprano para alguien sin aspiraciones como yo.
Veo los primeros tonos de azul pensando en qué momento dejé de ser un soñador.
¿Tanto sufrí en todo lo que crecí?
Recuerdo que yo no era así.
Corría, saltaba, mal, pero incluso bailaba.
En algún momento me creí feliz.
Ahora veo la vida pasar,
el tic-tac sonar,
y sé que si las manecillas se parasen
me daría igual.
El frío está ahí,
el menos cero se nota,
mi cuerpo se engarrota,
Pero no es eso lo que cala en mí.
Miles de agujas atraviesan mi pecho.
Duele, grito, sangro, avanzo.
Es todo lo que quise y nunca he hecho.
Está todo en mi memoria;
Cada cagada,
cada fobia.
El tiempo a nadie espera,
Asúmelo,
Nuestra infancia nunca se recupera.
Estoy ansiando un café
pero no me quiero mover.
No quiero que me escuchen despierto,
no sabría explicarles que estoy desierto.
Se me nubla la vista y solo veo un garabato.
Así es mi vida,
que se difumina,
y adiós a mi futuro más inmediato.
Miro afuera y hay luces y sombras.
Cierro los ojos y hay cruces por bombas.
Me sobresalto aún sin ir conmigo
porque puede que mañana se vaya un amigo.
No por no tenerlo delante va a dolerme menos.
No por sonreír mis días pasan más amenos.
Así como diferentes tipos de color
hay diferentes tipos de dolor.
Mirando al cielo sé que avanzó el minutero,
toca afrontar otro día del que nada espero.
Por muchas cosas que tengo no basta.
Así aprendí que aún ricos la vida se gasta.
Se escucha el ajetreo de la calle,
es la hora de que mi mente se calle.
Es momento del fin del lamento,
activar el off del dolor.
Hay que ponerse la máscara,
hay que tapar esta cara.
Bajo esta piel ahora no duele nada
aunque solo sea una falsa fachada.
Voy a abrazar a mi madre
dando la espalda a la ansiedad.
No tendrá piedad,
pero atacará más tarde.
Sabe de su poder
Y de ello hace alarde.
Buenos días mamá,
no dejes que el momento
entre tus brazos se acabe.