O quizá te lo enseñe cuando seas lo suficiente mayor como para haber olvidado ese día, pero no lo bastante para haberme olvidado a mi.
El día dieciocho de Junio, mi pequeña, hiciste siete añitos.
Estás enorme, pero eres especial. Eres la niña más cariñosa del mundo cuando quieres serlo, pero me ves, y te ríes, y huyes, te escondes tras la primera persona que encuentres, entre risas, por tal de que no te coja y te de un beso. Claro que acabas viniendo a mis brazos, a abrazarme, y darme un beso.
Te me haces mayor, enana, y ojalá nunca crecieras.
Ojalá nunca tuvieras que ver el mundo tal y como está, y sigas siendo feliz en tu ignorancia.
-¡Vamos a jugar al escondite!
Tu tan inocente, siempre escondida en los mismos lugares y crees que paso de largo porque no te veo,y solo lo hago por hacerte reir, para que ganes, que si no, te sientes mal
Ayer me hiciste el más feliz, enana. El acto era tan simple como estar tumbada sobre mi, con la toalla cubriendo tu húmedo cuerpo, diciéndome que tenías frío. Y te abrazaba, y te quedabas tan quieta, tan cómoda, que me hacías olvidar todo y sólo recordar cuánto te quiero.
-¿A que no encuentras mis manos?
Una y otra vez hacías lo mismo, esconderlas y hacerme cosquillas y yo, haciéndote creer que pensaba que era un bicho. ¡Y cómo reías! Que feliz eres en la inocencia.
Feliz septimo añito, mi princesa. Estaré ahí año tras año, viendote crecer. Te quiero, mi primita, mi niña.
No hay comentarios :
Publicar un comentario
Realice aquí su comentario.